— Sestao 2018 —

Miles de obreros trabajaban en la Naval y en Altos Hornos. Miles. Quizá sea la última oportunidad de recordarlo.

Nuestro paseo en barco con @igersbilbao nos dejó imágenes que, muy tristemente, tendremos que guardar como oro en paño. Nuestra sociedad cambia y nuestro modelo económico también. Euskadi creció y fue faro para mucho inmigrantes durante muchos años gracias a la industria. Recuerdo las historias y las fotos que mostraban riadas de obreros que bajaban diariamente a las fábricas para incorporarse a su puesto de trabajo.

CÁMARA

FUJI XT1 – Fujinon 18-55mm

DATOS EXIF

F6,4 V: 1/500  ISO: 320

LUGAR

Ría de Bilbao

Aquí os guardo, gigantes.
La Naval y Altos Hornos

Hace años que se apostó por un modelo de sociedad de servicios. Atrás quedaron esas riadas de obreros, el gris del ollín que invadía nuestras ciudades y los humos de las fábricas. Pero también quedan atrás sentimientos de hermandad y lucha social y sindical que despiertan en mi, pese a ser demasiado jóven como para haberlo vivido, cierto aire de nostalgia. Son los años gloriosos del Athletic, pegado siempre a estos lugares míticos. Años duros, sin duda, pero años apasionantes que se han impregnado en nosotros, los más jóvenes, enseñçandonos valores que, aunque menos de lo que me gustaría, aun se atisban por nuestros barrios. Valores auténticos, trabajadores, honestos, generosos… Valores que nos hacían uno y que nos hacían estar orgullosos de nosotros mismos, de nuestra tierra, de nuestro trabajo… 

¿Cuán fuertes eran esos sentiemientos que los siento como míos aunque no los haya experimentado jamás? ¿Cuán grandes eran esas historias para anhelar perpetuarlas sin haberlas vivido nunca?

No son monstruos, son gigantes

Me apena escuchar las noticias que aseguran que el barco que se está haciendo en la Naval ahora mismo sea poco menos que su canto del cisne. Me entristece más allá de los frios números que hablan de paro y precariedad. Parece el fin de los gigantes que flanquean la ria. El final de los monstruos que imaginaba de niño al verlos desde el coche de mi padre. Ojalá no se pierdan nunca porque sería perder un poco esas historias, esos valores, ese orgullo… Ese… Sentimiento. 

Aquí os guardo gigantes. No me faltéis nunca.

 

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 — Sestao 2018 —

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