— BILBAO 2024 —

En condiciones cambiantes es cuando hay que dar lo mejor de uno mismo.

La previsión nos da una referencia, pero, los datos reales, la experiencia y la intuición deciden… Cuando no lo hace la suerte.


Soy un flipado de las previsiones. De meteo, de clima espacial, de horarios… Soy muy cuadriculado. No me gusta tomar decisiones aleatorias. La experiencia me ha demostrado que, cuanto más razonada es una decisión, menos puedes echarte en cara si, al final, no es la correcta y, por supuesto, más posibilidades tienes de acertar. Y, sin embargo, muchas veces las decisiones importantes las tomamos con las tripas, con la intuición y como se dice en Twitter «and I think it´s beautiful». Esas contradicciones hacen que el mundo sea vibrante, caótico y, muchas veces injusto… pero bello.

Historia de una locura

Llevábamos una semana de locos con las auroras boreales. Tengo a varios compañeros en Islandia a los que he ido acompañando en la distancia para estudiar y aprender más sobre estos fenómenos. Así, cuando me tocara a mí, podría tener más información con la que decidir. Tras un par de amagos, el jueves parecía claro que una gran actividad podría acercar auroras a la península. Sin embargo, la previsión meteorológica era horrible alrededor de mi lugar de residencia. Da igual que haya una actividad increíble si tienes nubes encima. Aquí es donde los años de estudio de meteo y los años de experiencia mirando sus mapas te dan una ventaja competitiva con el resto de fotógrafos. Claro que tienes que saber componer y sacarle rendimiento a tu equipo, pero, muchas veces, unas condiciones únicas te facilitarán enormemente el trabajo.

De esta forma, establecí que lo más sensato para fotografiar auroras, era conducir una hora, pasar Santander y llegar hasta la Costa Quebrada. Preparé mi equipo y establecí una hora de salida para llegar a la zona a una hora en la que mi previsión de auroras fuera lo suficientemente buena como para verse de forma significativa. La decisión ya está tomada, no hay nada que hacer salvo… Recopilar más datos para seguir validando que la decisión es la correcta.


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Mira el satélite

Las previsiones, por muy buenas que sean, son previsiones. Los datos reales, en cambio, te muestran lo que pasa aquí y ahora. Hay que educarse en no ser esclavo de las predicciones y en dar prioridad absoluta a la realidad. Y la realidad decía que en menos de una hora se iba a abrir un gran hueco despejado al norte en San Juan de Gaztelugatxe, mientras que en Liencres, la previsión decía que en dos horas abriría… Pero las nubes aún tenían que desplazarse mucho. Podía elegir entre seguir con mi plan esperando que la previsión se cumpliera o agarrar la oportunidad real que tenía delante. Ya tenía auroras en San Juan, pero, vista la previsión, si no cogía esa oportunidad, podía quedarme sin auroras en ningún otro sitio esa noche, así que… Flui. Me desprendí de todo lo cuadriculado que había llevado hasta ahí y salí a la carrera dirección Bakio. 

Y joder que cuesta decirle a tu coco «esto va a salir bien» cuando ves la cortina de agua en la dirección en la que vas, pero el satélite te asegura que ahí detrás, está despejado. Y mira que te ponen a prueba cuando vas con los limpiaparabrisas puestas cuando ya has dejado Bakio atrás y te encaramas al puerto que te lleva al parking de Gaztelugatxe. Pero la experiencia y tu estudio te dicen que eso es real… Y ¿lo adivinas? ES real.

Misión cumplida

Aparco el coche prácticamente solo y allí, casi al lado del mar, ya no llueve. Miro en dirección norte y un montón de estrellas me tintinean para darme la bienvenida. Para decirme que las nubes se han ido. Comienzo el descenso y me voy parando en los miradores para comprobar si la aurora es visible. Y sí, lo es pero de forma muy tenue aún. Reviso el radar y veo que tengo unos 40 minutos de claro. 40 minutos del bien más preciado de esa noche. Termino de descender en 10 y voy controlando si hay luces en el cielo cuando, de repente, el rojo empieza a ganar mucha presencia en el cielo. Veo algunos pilares bailando a la derecha de la ermita y corro para asegurar la foto que he ido a buscar, con el puente de protagonista. Disparo y… Ahí está. Tengo la foto. Y lo mejor es que tengo 10 minutos allí solo en la oscuridad para degustarla. Veo que se acercan nubes y más compañeros, pero yo ya tengo lo que había ido a buscar. Estuve en el sitio que quería en los únicos 10 minutos en los que estuvo despejado con pilares bailando en el cielo.


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que no te cuenten cuentos

No te engañes: Yo no soy ningún gurú ni tengo un don especial. Yo también fallo. De hecho, lo normal en estos casos tan al límite, es fallar. Sin embargo, la experiencia me ha dado el pequeño superpoder de la confianza y, por eso, fallo menos de lo que debería. Porque hago mucho trabajo de estudio y análisis durante el año que me permite tener ese poso de tranquilidad y osadía que, algunas veces, me ayuda a marcar la diferencia.

Para mejorar tu fotografía no solo tienes que mejorar tu fotografía. Estudia, sé curioso, intenta ir un paso más allá. En todo. Llegará un día en el que lo agradecerás.

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