— BILBAO 2023 —
No solo es la foto. Es lo de alrededor de la foto.
Una vez me dijeron que mis fotos no tenían alma. Supongo solo fue la atrevida afirmación de alguien que, seguramente, no entienda lo que hay detrás de ellas.
La carta de Sergio Larrain
Hace unos días, Rodrigo Rivas me pidió que locutara una carta del fotógrafo chileno Sergio Larrain a su sobrino. Era una pequeña pieza para meter dentro del especial que han hecho en Photolari Podcast por el Día Mundial de la Fotografía. Cuando me puse a leerla para entender qué tono quería darle y prepararme a nivel mental para hacerlo, tuve una extraña sensación. La carta de Larrain es el perfecto resumen de mi libro, La Aventura de la Fotografía de Paisaje, que yo nunca supe escribir.
¿Aún no lo has escuchado? Te lo pongo. (Con solo darle al play vas a la lectura de la carta)
Hay tiempo para comer.
El caso es que, cuando me puse a grabarlo, me vino a la cabeza una pequeña coña que tuvimos en nuestro último viaje a Noruega. La semana anterior a que llegáramos fue horrible. Estuvo lloviendo todo el tiempo con lo que no se podían ver auroras y no había ni siquiera nieve. Fue llegar nosotros y empezar a tener buenas condiciones para todo… Auroras, amaneceres, moody, atardeceres… Entre el palizón del viaje y haciendo todo ese trajín todos los días, al cuarto día les recordé a mis compañeros de viaje este ya mítico de este entrañable palmero el día que el volcán de La Palma entró en erupción.
Y es que hubo una mañana que, directamente, ya no sabía ni qué estaba fotografiando con el dron. Estaba cansado, ofuscado, saturado… Necesitaba parar. Necesitaba poner más énfasis en disfrutar un poco del viaje sin la presión de estar sacando fotografías de forma constante. Así, tras hacer un atardecer decidimos que, en vez de esperar en la localización a las auroras, volveríamos al hotel y nos daríamos un baño en el spa rodeados de nieve.
Y por las risas, por el momento distendido, o por lo que sea, el viaje mejoró. Mejoraron las fotos y disfruté más. Ese «hay tiempo para comer» que transciende de la carta de Larrain, impregna todas las fotos de Noruega. Por eso, cuando terminé de grabar, me abrí unas cuantas del viaje… Y recordé todos los muy buenos momentos que pasamos allí.
Si esto son fotos sin alma…
PD. Infinitas gracias a Jokin, a David, a Prince, a Javi y a Hugo por regalarme momentos así.