— BILBAO 2023 —
El Centro Nacional de Fotografía nace cojo, ciego y viejo.
Tengo la impresión de que estamos llegando a un punto en el que se aceptan 0 críticas en los proyectos y en las obras y creo que, precisamente por eso, es más necesario que nunca decir las cosas claras y explicar todos los argumentos que sustentan las críticas. Allá vamos.
Nace el centro Nacional de Fotografía
Hace unos días saltaba la noticia de que el gobierno ha aprobado in extremis la creación de un Centro Nacional de Fotografía, un proyecto en el que se lleva trabajando mucho tiempo. Cuando supe de él, me entusiasmé, porque es muy necesario un organismo oficial que nos ampare y proteja a los fotógrafos. Sin embargo, cuando me puse a indagar sobre el proyecto me quedé perplejo y bastante triste. No es, para mí, un Centro Nacional de Fotografía. Es un proyecto de academia con demasiadas ínfulas, anclado en el pasado ya antes de empezar y que está orientado, únicamente, al mundo del arte. Al mundo del arte fotográfico que, desagraciadamente, se está imponiendo por narices y que hay que adular por lo civil o por lo criminal a riesgo de que te comparen, nada más y nada menos, que con Abascal. Si estáis leyendo esto, ya sabéis que a un servidor le encanta disfrutar del trabajo de sus compañeros, pero que también dice lo que no le gusta… Y eso no está bien visto.
Un proyecto que nace cojo.
Por lo que sea, este proyecto nace con una muy marcada orientación artística de la fotografía. En mi opinión, la fotografía es muchísimo más amplia que eso. De hecho, creo que la parte más urgente a proteger de la fotografía es la fotografía profesional que no tiene nada que ver con el arte. Por poner un ejemplo, me parece urgentísimo escuchar a los fotógrafos de stock ante la amenaza de la IA. Vería super interesante la creación de un grupo de estudio que pudiera proponer, con contacto directo con las instituciones, ideas de cómo proteger al sector o que pudieran influir en la creación de mejores leyes con más protección para los creadores. Sin embargo, el talante del centro es otro. Me quedo como muestra el desencuentro en una charla organizada por el mismo Centro Nacional de Fotografía donde se invitó a todo un doble premio Pulitzer a una mesa debate en la que se le preguntó, directamente, por parte de una de las cabezas visibles del centro, por qué tenía que vender todas sus fotografías. La respuesta de Emilio Morenatti fue tan obvia como sensata: Porque tenemos que comer.
Y aquí es donde creo que el Centro nacional de Fotografía nace cojo. Nace lejos de la realidad fotográfica. Nace muy cerca del artista que crea obra exclusiva y vende en grandes galerías o que tiene un proyecto personal super potente. Y claro que hay que protegerlos a ellos también, pero es que hay mucha más gente trabajando en otros campos que en ese. Centrarse en esto y dejar de lado lo demás me parece un error considerable y de bulto. Un Cento Nacional de Fotografía debería entender cómo viven los fotógrafos hoy. Todos. No solo unos pocos.
Además, no incluye algo a lo que muchos tenemos que adaptarnos: El video. Seré yo el raro, pero en el 90% de mis proyectos me piden que incorpore video a mis fotografías. Los fotógrafos ya no solo tenemos que ser fotógrafos, sino videógrafos. Esta es una realidad ya hoy y será una realidad aún más patente en años venideros. Echo mucho de menos integrar esta parte en el Centro con la misma naturalidad con la que muchos hemos tenido que adaptarnos los fotógrafos.
UN PROYECTO QUE NACE Ciego.
Esta sensación de vivir lejos de la realidad, lejos de todo, es a lo que asistimos, atónitos, muchos profesionales que nos ganamos la vida con la cámara cuando se encumbran trabajos difícilmente entendibles para nadie con un mínimo criterio. Edu Parra en Twitch resumió hace unas semanas a la perfección la desesperación que muchos sentimos ante este rumbo al que también parece encaminarse en Centro.
Y se vive infinitamente mejor y, probablemente, me iría bastante mejor adulando a todo el mundo gratis, pero, por respeto a mi profesión, creo que hay que apoyar lo bueno y decir lo malo. Veo desde hace demasiado tiempo disfrazar muchas cosas mal ejecutadas por desconocimiento como «arte» y veo que el Centro coge esa misma dirección. Esto no es ninguna crítica a gente que crea arte (del de verdad). No es ningún tipo de odio a un tipo de fotografía concreto en absoluto. Siempre he recomendado el trabajo de Lidia Vives, Irene Cruz, Bárbara Traver… Fotógrafas que hacen un curro artístico envidiable. Pero un curro artístico con una calidad indudable detrás.
UN PROYECTO QUE NACE viejo.
La misma tendencia que se palpa en el punto anterior, se aprecia en el discurso de los que llevan la batuta y en el cómo comunican. Yo tengo más de 40 años, hay muchas cosas de la comunicación de los jóvenes que se me escapan… Y hasta a mí me parece viejo. Un discurso de viejos para viejos. Entiendo perfectamente que involucrar a gente joven en un proyecto de estas dimensiones es una tarea muy complicada… Pero es que ni se intenta. Con todos mis respetos a Soria, pero… ¿Alguien piensa que alguien de 20 años va a ir a Soria a emprender un proyecto artístico en el Centro? ¿Qué hay en Soria que le pueda hacer plantearse a un joven dejarlo todo e irse para allí? ¿Es el entorno correcto para fomentar la creatividad? ¿Para quién estamos creando el centro? ¿Para cuánto tiempo queremos el centro? ¿Queremos atraer talento joven al Centro Nacional de Fotografía?. Ni comunican en sus medios ni comunican en su lenguaje ni hacen esfuerzos por hacerles partícipes de él. Con suerte, si el Centro Nacional de Fotografía se lleva adelante y si, con aún más suerte, lo hereda la próxima generación, les estamos obligando a ellos a remodelar algo completamente que ya tendrá unas bases afianzadas. ¿No será mejor empezar a construir bien el edificio mejor que tener que reformarlo con los cimientos echados?
entonces… ¿Para qué?
Y aquí es donde uno, después de ver todo esto, se pregunta exactamente para qué y para quién está hecho el Centro Nacional de Fotografía. ¿Cuál es su objeto? ¿Hacer un cortijo con los top 9 cool photographers of the Magnum Agency? ¿Para esto me voy a gastar la pasta como ciudadano? ¿De esto voy a tener que dar explicaciones como profesional cuando alguien me pregunte? Tanto si os parece bien como mal, creo que dar mi opinión es mi derecho y, si logro mejorar en algo el centro para que los que vengan detrás lo tengan un poquito más fácil, aceptaré con gusto todos y cada uno de vuestros palos.
todo mal
¿Todo lo que hay en el Centro Nacional de Fotografía es malo? Por supuesto que no. ¿Todos los que están involucrados en el Centro Nacional de Fotografía son unos ineptos y unos seres viles? Ni de coña. ¿Todos los que hacen fotografía artística son unos vagos y unos vendehumos? PERO, POR FAVOR… Creo firmemente que el Centro Nacional de Fotografía, tal como está planteado ahora mismo, y con lo que han enseñado de momento, es un error inmenso. ¿Que tiene solución? Pues seguramente sí, pero, desde luego, si nadie hace nada por evitar el desastre, creo que irá muy mal.
disclaimer personal
Desde hace mucho llevo expresando mi opinión en voz alta. Como decía, esto está muy mal visto en ciertos sectores donde se hace lo que manda el gurú y el resto no procede. Me da exactamente igual lo que hagan o lo que digan a pesar de que, como digo, me ha cerrado puertas en algunos sitios. De hecho, se han llegado a hacer hasta cuentas falsas solo con el objeto de perjudicarme o de poner reseñas públicas de mi libro sin haber leído ni la contraportada.
Estos días me han acusado de decir las cosas claras «por ego». Estimados señores: Yo soy un auténtico don nadie. Mi trabajo es el que es y no tiene ninguna intención ni de sentar cátedra ni siquiera de perdurar. Tengo el ego más que satisfecho desde hace mucho porque, básicamente, siempre he tenido una necesidad de atención 0 por parte de perfectos desconocidos. Si me expongo de esta manera (que me cuesta dinero) es por respeto a mi profesión y por respeto a mis compañeros. Si yo digo que alguien es vago y, por lo que sea, te ofendes, lo mismo dice más de tu percepción personal que de la mía.
PD. Creo que tengo bastantes más argumentos y que puedo hablar con bastante más propiedad que Abascal. Y una ameba, también. Un respeto.