— Lisboa 2018 —
La fotografía de viaje es la que arranca pedacitos de nuestras aventuras y los convierte en recuerdos perennes.
Y empiezo así de místico porque, para mí, la fotografía de viaje apela, más que ninguna otra, a los sentimientos que generan esos recuerdos hechos imágenes capturados al vuelo, allá, a lo lejos. La fotografía de viaje bebe de nuestra mayor pasión: Nuestra curiosidad. Aquí os dejo mis 7 consejos para mejorar tu fotografía de viaje.
Disfrutar de la fotografía de viaje implica no solamente fusilar cual máquinas de perfecta técnica fotográfica «postal» tras «postal». Para mí, la fotografía de viaje tiene que apelar a ese recuerdo pasado o a ese anhelo futuro. Debemos buscar por las calles transmitir la esencia de la ciudad a la que estamos viajando. Conectar con los lugareños… En definitiva… Ir un poco más allá. ¡Vamos!
7 consejos para mejorar tu fotografía de viaje
1. Planificación
Pero, antes de perderse, es muy necesario, aunque suene contradictorio, saber dónde vamos. La planificación es, como siempre, algo básico y fundamental en nuestra fotografía. Los grandes trabajos no salen de bajarse del avión y ponerse a fotografiar lo primero que se nos cruce en el camino. Para mí, es fundamental saber en todo momento en qué zona estoy para sentirme cómodo con mi cámara. Obviamente, nunca sabemos dónde nos llevará el viaje pero tener ciertos lugares marcados o familiarizarnos con el mapa de la ciudad nos dará una estructura y una coherencia a nuestro trabajo.
Herramientas para planificar
Hay miles de opciones a día de hoy, sobre todo, a golpe de click, pero os dejaré mi proceso general para que sirva de referencia.
- Instagram y Google Images: El primer paso para mí es visitar Google Images y revisar cuales son los lugares más visitados de la ciudad. Instagram nos permite seguir hashtags referidos a esa ciudad o, incluso, buscar fotografías geolocalizadas en el lugar que nos interesa. También, tirando de este hilo, podemos encontrar cuentas dedicadas a esa ciudad. Revisar sus perfiles puede que nos reporte un montón de pequeños rincones no tan conocidos.
- Webs/Bolgs de viajes y páginas especializadas: Hay, literalmente, más información de la que vas a poder abarcar para casi cada ciudad que quieras visitar. Puedes pasarte horas y horas descubriendo recomendaciones e historias de rinconcitos que no suelen ser muy visitados si haces el esfuerzo de buscar sobre ello. Ten en cuenta que, dependiendo del lugar a donde vayas, puede que encuentres webs enteramente dedicadas a tu destino.
- Google Maps: ¿Ya tienes un montón de información? Es hora de hacerla útil. Crea tu propio mapa en Google Maps con los lugares que desees. Ubicar todas las localizaciones en un mapa te permitirá agruparlas y crear pequeños itinerarios para los días que vayas a estar allí.
2. Busca la luz del lugar
Todos los lugares del mundo tienen una luz propia. No es algo místico ni nada por el estilo. El clima, la latitud, la arquitectura, sus colores típicos… Tenemos que ser capaces de sacar el máximo de esa luz porque nos va a ayudar a que nuestro trabajo tenga una coherencia una vez editado. Os propongo un ejercicio: Intentar editar todas vuestras fotografías de una ciudad con un solo preset en Lightroom. Es decir… Editar una foto y pegar esos ajustes a la gran mayoría de nuestras imágenes. Si hemos sido capaces de captar esa luz, veréis que el resultado (con pequeños ajustes, claro) será bueno para casi todas. Lisboa, por ejemplo, tiene una calidez en las luces altas que nos visita en cada imagen que tomemos pero que muestra su máximo esplendor si la contrastamos contra la piedra de su parte antigua.
3. Conecta con la gente y sus lugares escondidos de los turistas.
Soy de esos que aún piensa que las ciudades son las carcasas que envuelven a los que las habitan. Una de mis obsesiones cuando planifico es tratar de encontrar el corazoncito de cada ciudad que visito. Y ese corazón se esconde en las miradas de sus habitantes y esos pequeños rincones donde la vida local transcurre, alejada del ruido de los molestos turistas. En este caso, me encantó la actitud desenfadada de un joven lisboeta que disfrutaba en una terraza con vistas al ascensor de Santa Justa en la que los únicos turistas eramos mi mujer y yo.
4. Las horas mágicas
Hora azul, amanecer, hora dorada, atardecer y hora azul. Un fantástico ciclo que nunca termina y que siempre nos reserva unas horas al día en las que la luz nos regala la mejor de sus versiones. A la hora de planificar ten muy en cuenta dónde se ubican tus puntos de interés y hacia donde cae el sol en cada una de esas franjas. Ayúdate de aplicaciones como Photopills o, si prefieres una versión «de escritorio» visita suncalc.com.
Madrugando un poco conseguí una buena imagen del Puente 25 de Abril y tuve un amanecer muy interesante. Los atardeceres desde el Castillo, en un punto elevado de la ciudad, son ideales para ver atardecer.
5. Haz tuyos los lugares más visitados
¿Por qué tienes que rehuir de los lugares típicos? Si los lugares son típicos… POR ALGO SERÁ. Yo personalmente no rehuyo de ellos pero prefiero visitarlos a una hora donde haya la menos gente posible. ¿Y si hay mucha gente? Guarda tu cámara y disfruta del lugar o siéntate a esperar tomando algo en una terraza cercana. Si tú no estás disfrutando del viaje, tus fotos te delatarán.
Pero eso sí… Trata de darles tu toque personal. ¡Diviértete! Hay doscientos millones de fotos de ese sitio… ¿Por qué no probar algo diferente? Aquí os dejo mi versión de la Plaza del Comercio de Lisboa. ¿Qué os parece?
6. Sé flexible: Utiliza lo que tengas a mano
En numerosas ocasiones nos obcecamos en utilizar siempre nuestra cámara y, en ocasiones, más vale tenerla a buen recaudo o, simplemente, ser más flexible y dejarnos llevar por lo que tenemos más a mano. ¿Y qué hay más a mano que un móvil? Si le ponemos un poquito de esmero, trasteamos el modo manual y le damos nuestro toque personal, podemos obtener buenos resultados. ¿Quién nos iba a decir hace unos años que un móvil podía hacer fotografías así? APROVECHADLO.
7. DESCANSA y, sobre todo, disfruta.
Es el último, pero quizá sea el más importante. Lo avanzaba por ahí arriba: Nuestras fotos, muchas veces, dejan ver mucho más de nosotros de lo que queremos admitir. Realizar fotografías porque te lo mande el itinerario que has creado, sin ganas o cansado repercutirá (y mucho) en los resultados finales. Estas chicas llevaban un planning inmenso para ver un trillón de cosas en solo dos días.
Puede que haya gente que disfrute con ello, pero dejarte tiempo libre es siempre una buena idea. ¿Que estás eufórico y no puedes parar de hacer fotos? ¡Aprovecha! Pero si no lo estás disfrutando… ¡Detente! Hace años que aplico una técnica muy española que se llama «SIESTA». No la practico en mi vida diaria, pero cuando salgo fuera he descubierto que parar después de comer (que además son horas con una luz poco favorecedora) me permite estar activo durante más horas efectivas. Además… Te sorprenderás de las cosas que puedes llegar a captar si te paras un momento y pausas durante unos minutos ese «ritmo turista» que nos obliga a andar kms y kms detrás del siguiente waypoint señalado en el mapa. Una pinta en Londres, un helado en Roma, o una Super Bock fresquita en Lisboa te darán fuerzas, perspectiva… y un recuerdo imborrable.
Muy buen articulo, muy recomendable! Un cordial saludo.
Muchisimas gracias, Isabel!